Título original: Plastic
Editorial: Image
Año: 2017
Guion: Doug Wagner
Dibujo: Daniel Hillyard
Color: Laura Martin
Grado: B+
Reseña: Hugo C
Plastic es un cómic protagonizado por un asesino serial en busca de justicia. Suena raro, ¿no? Pero es así: a Edwyn le hacen algo feo y decide obtener una merecida reparación. Ojo, no tiene nada que ver con su labor paralela como "el asesino de la bolsita". Edwyn va de aquí para allá, se come unas rosquillas y mientras tanto, los lectores lo vamos acompañando en su día a día. La verdad es que, más allá de que cada tanto se carga a alguien y le corta la cabeza, resulta que es un tipo bastante normalito, en especial si nadie trata de incordiarlo a él o, peor aún, a su novia Virginia.
¿Y por qué no iba a ser así? En la vida real, los asesinos seriales no suelen serlo a tiempo completo, matando a destajo, 24/7 como Jason Voorhees. Tienen amigos, vecinos, familiares, compañeros de trabajo, y con todos ellos se comportan civilizadamente. No resuelven todo a través del asesinato. Si les dan mal un vuelto, no asesinan al kiosquero con un paquetito de Merengadas.
Pero bueno, volviendo a Plastic: el asesino serial es el bueno, así que imaginate cómo serán los otros, los que lo quieren usar. ¿Y por qué lo quieren usar? Porque Edwyn, con esa cara de infeliz que engaña tan bien, es un tercio de Rambo, uno de Jackie Chan y uno de MacGyver, amén de la locura que tiene encima y que lo hace imparable. La excepción es Gwen, que se cruza con este asesino serial y empatiza con él, más o menos de la forma en que Rick Jones lo comprende a Hulk, digamos. No comparte lo de matar gente, pero entiende por dónde le funciona la cabecita. Además, el tipo no la mata ni la maltrata, sino que por el contrario, la primera vez que se cruzan la salva de una violación, así que ella termina por convertirse en su confidente, su temporaria compañera de aventuras.
Sin embargo, Edwyn ya tiene una compañera permanente de aventuras, que no es sino su novia Virginia. Aquí cabe aclarar que Virginia no es una persona viva, y tampoco es un cadáver que guarda en el refrigerador, sino una muñeca inflable, de plástico, de ahí el nombre del cómic. El tipo la lleva de acá para allá y ojo, no le toques la muñeca, no te burles, no se la quieras pinchar, porque te corta en trocitos.
Así que, en resumen, esta miniserie vendría a ser una versión homicida de Lars and the Real Girl (2007), o una versión desquiciada de Super Mario Bros. con la muñeca en lugar de la princesa Peach, o sea, haciendo las veces de damisela en peligro, ya que se la incautan y el tipo termina teniendo que hacer un encargo para esta gente que no sólo es poderosa sino que le ha tomado a la muñeca como rehén y si no cumple, adiós muñeca. Por supuesto que Edwyn es loco pero no estúpido, así que buscará la forma de vengarse y recuperar su amada chica de plástico.
Plastic tiene mucha violencia, un buen dibujo y un humor muy negro. No es que el tipo se la pase riendo o haciendo chistes todo el tiempo sino que las situaciones en sí suelen ser muy absurdas. Es indudable que a este señor que anda de acá para allá con la muñeca hace rato que los patitos no le nadan en fila, pero el comportamiento de los demás personajes indica que ellos también tienen la cabeza muy, muy quemada.
Para ir redondeando: no se trata de una historia para leerle a un niño a la hora de acostarse, pero está muy bien escrita, sólidamente dibujada, violenta pero por momentos casi poética, sangrienta pero no demasiado repulsiva. Son cinco revistitas que se leen de una sentada. Además, al no ser parte de una franquicia sino una historia independiente, el guionista tiene mucho más margen de maniobra para operar con los personajes y lo aprovecha bastante bien. Hay sorpresas y giros inesperados hasta el final, así que a no confiarse demasiado. Plastic es un cómic para leer si aún no lo has leído, o releer si ya lo has hecho.