Editorial: Ex Abrupto Editions
Año: 1996 - 2000
Guion: Salvador Sanz
Dibujo: Salvador Sanz
Reseña: Rash
Correctora: Gunnr07
Hurgando entre los estantes de la biblioteca pública, donde suelo ir por las tardes a usar el Wi-Fi y disfrutar un poco de tranquilidad, intentaba hallar un libro que necesitaba para mi carrera. Por lo que tuve que sumergirme en esa marea incoherente de títulos y autores -que muchas bibliotecarias parecieran no saber organizar-, cuando de casualidad me tope con algo mucho mejor, algo que no debía estar en la sección de Historia; una novela gráfica. Su nombre era DESFIGURADO y su autor era el mismísimo Salvador Sanz.
Así fue como lo conocí por primera vez. Debo confesar, sin embargo, que anteriormente había visto unas páginas que hizo para “El Perro Llamador” publicada en la colección de Universo Eternauta y aunque solo fueran apenas unas pocas páginas, me atrajo mucho la forma en que manejaba aquel tono oscuro en sus dibujos. Remarcado, creo yo, por grises y blancos con un atrapante negro de fondo. Pero todo eso, sin saberlo, solo era la punta de un iceberg en el universo creativo de Salvador.
Aunque en mi caso, o por ahora, solo compartiré ese encuentro casual que tuve con DESFIGURADO. El cual me pareció, viéndolo desde ahora, muy provechoso.
La Historia
Darío Estigma es el empleado de una compañía que se dedica a enviar gente, a través de cascos de realidad virtual, a un lugar en donde estos pareciera que deben experimentar una serie de sensaciones extra corporales -aunque no se aclare del todo esa cuestión-.
Así es como, después de haberse colocado el casco, vemos a Darío en el medio de un público que asiste a un recital de rock. Y donde el personaje comenzará a fijarse en pequeños detalles, buscando hallar mensajes entrelineas, dando cuenta de que esa es la tarea por la que fue enviado ahí.
Sin embargo, de un momento a otro y aun estando el recital de fondo, lo vemos formar parte de una persecución en moto. Dirigido por un grupo de gente, que tiene tapado su rostro por una máscara, terminaran finalmente por hacer que se pierda entre tantos laberintos y espejos que lo rodean.
No obstante, Darío no vagará solo por mucho tiempo porque otro pequeño grupo -con la aparente capacidad de transportarse por medio de los espejos- lo salvará de ser asesinado por una mujer. La cual, al momento de ser rescatado, le había arrancado gran parte de su nariz con una Gillette adherida a su boca como si fueran sus dientes.
El resto ya se vuelve muy confuso, casi onírico. Y pareciera, cada vez más, que el mundo al que había sido enviado Darío, no era tal vez lo que su jefe imaginaba encontrar -aunque su opinión en los destinos de esta historia no importen en verdad-. Porque el protagonista después de todo será Darío. Su jefe, o si se quiere, la empresa en la que trabaja, fueron solamente quienes le dieron los medios para poder llegar hasta aquel lugar.
Será el mismo Darío, quién después de todo, deba investigar quiénes son los que mueven los hilos en ese extraño universo de bolsillo. Descubriendo con el tiempo, que su lugar es solo una pieza faltante de un enorme tablero de ajedrez, del que no supo que podía sumarse a jugar. Y de que aquel juego venia buscando revancha hacia un buen tiempo.
El Dibujo
Junto con los diálogos, que van de la mano, el lápiz de Sanz pareciera ir desde lo más épico -con impresionantes ilustraciones de una sola hoja- hasta la oscuridad mas solitaria -cuando deja ver que tan magníficos son los lugares en donde habitan sus monstruosos, así como misteriosos, personajes-.
La dinámica con que nos mueve, al momento de estar leyéndolo, es impresionante e ingeniosa. Nos da un baile visual en donde él es quien sabe moverse, mientras que nosotros, nos dejamos llevar como si fuésemos aprendices.
Lo Malo -después de tanta cosa buena-
El día que terminé de leerlo, dos días después de haberlo retirado de la biblioteca, sentí en esa última página -donde decía terminar la historia- que faltaban por aclararse muchas cuestiones. Como también, que el autor hubiera podido seguir unas cuantas páginas más.
¿Dónde está la crítica entonces? Que si desarrollaste, medianamente bien, el argumento de una historia, incluso con algún que otro bache, no podés cerrarla de forma tan abrupta. Como si fuera una tira autoconclusiva y no una novela gráfica. ¡No! Tenés que dar mínimamente un cierre coherente a todo lo que estabas contando anteriormente.
Una cosa es cambiar la marcha con la que el autor estaba contándonos algo, a través de un giro argumental con respecto a la situación que vive el personaje; y otra, que la redirija hacia un final, hipotéticamente hablando, que nada tiene que ver con el argumento que nos venía narrando. Aunque esto último, pudiera o no tener, una relación aparente con la idea planteada en un principio.
Creo firmemente que eso remarca el hecho de que la historia pareciera ser resultado de una constante improvisación. Dejándonos ver que la intención del autor, al momento de ver su trabajo, era la de convencerse a sí mismo a medida que lo iba terminando, si era o no de su agrado.
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